Zaphira de Los Dragones (31/01/2008 - 06/12/12) nos dejó el pasado jueves sin previo aviso, fruto de una torsión gástrica. Sí, todos estamos avisados de que eso es común en perros de razas grandes y hay muchas recomendaciones para que eso no pase pero adivinen que: pasa igual y duele igual.
Primero dejennos llorarla como se debe, sin el dedito de "deberían haber hecho"... porque sabemos lo que se debería o no haber hecho. En sus casi 6 años en casa no hubo ni un solo día que no nos arrancara una sonrisa, no importara lo mal que anduviera la cosa. La llamábamos cariñosamente de "cocoliso" ya que parecía que los pelos de la cabeza los tenía encerados de tanto mimo que le hacíamos.
Pasó la noche en su canil, como todas las noches y cuando la fuimos a ver a la mañana estaba hinchada y vomitaba. Así como estaba la llevé corriendo al veterinario, donde le diagnosticaron la torsión. No había hecho ejercicio. El balde de agua no estaba vacío y el de ración tampoco. El veterinario me miró la cara y trató de hacer más de lo que debía, así que mandó a operarla al mejor cirujano de Montevideo. Y allá fuimos. Soportamos la operación y hasta respiré aliviada cuando la vi moverse después pero... no pasó el pos-operatorio. Y sí, yo ya sabía que era muy grave. Los perros mueren de torsión gástrica, estábamos jugando con todas las posibilidades en contra.
El hogar quedó con un vacío enorme. Apolo, su leal compañero, está perdido. Ahora pasa más tiempo dentro de casa ya que afuera no sabe muy bien qué hacer. Para ser sinceros, nosotros también lo estamos.
Agradecemos a todos los que nos han brindado su cariño en estos momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario